Será porque no me gusta cocinar, será porque no gusta lo que cocino (estoy rodeada de exigentes paladares)...
pero la verdad es que en la cocina - ese espacio acogedor, el más templado de la casa, su corazón, el lugar de confidencias entre amigos, y al que se acude a charlar en compañía de la "cuadri" adolescente de madrugada después de una noche de diversión - se amparan mi más temidos fantasmas!!
Ante tal desazón, he buscado una solución anestésica: poner una televisión.
Así me mantendré, temporalmente, anestesiada y conseguiré la "Falta o privación general o parcial de la sensibilidad, ya por efecto de un padecimiento, ya artificialmente producida".
y es que !claro!... no estoy en el mar:
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